A finales de los años 60, las frases de canciones de The Doors abrían un nuevo mundo a millones de estadounidenses a través de la psicodelia y el surrealismo, buscando avanzar en una etapa convulsa de América. El grupo liderado por Jim Morrison disfrutó de una efímera fama de tan solo unos pocos años, aunque eso sí, aprovechó al máximo su carrera, lanzando seis discos de estudio, uno por año desde la creación de la banda hasta la trágica muerte de su vocalista.
Y es que hoy en día The Doors es casi más conocido por la gran leyenda que envuelve a Morrison que por su propia música, algo bastante injusto teniendo en cuenta que fue un grupo imprescindible para entender el rock de finales de los 60, con canciones imposibles de olvidar como The End o Brekout Throug. La hipnótica presentación de Morrison en el escenario era sencillamente inigualable, y su pérdida, con tan solo 27 años, fue muy lamentada en los círculos musicales.
Las frases de The Doors eran casi siempre bastante crípticas, algunas aparentemente sencillas de entender, pero con dobles y hasta triples interpretaciones, basándose mucho en poetas como William Blake, de quien tomaron su propio nombre. Su música no solo destacaba por sus melodías rockeras, sino también por el soberbio trabajo de Ray Manzarek a las teclas, dotando a la banda de un sonido característico e influenciando a muchísimos otros grupos tanto de aquella época como actuales.
La muerte por sorpresa de Jim Morrison terminó de manera fulminante con la carrera de una banda que prometía convertirse en una de las más grandes de la historia, y que lo logró por culpa de aquella tragedia. El legado de The Doors se puede ver hoy tanto en la música de otras bandas como la peregrinación constante de fans y curiosos a la tumba de su cantante en un romántico cementerio parisino.